Me he tomado varios días para pensar en el resultado de las pasadas elecciones israelíes.
No es fácil,mejor dicho,es algo complejo,pero extremadamente claro en base a los resultados.
Tenemos un panorama electoral dividido en dos bloques en atención a las inclinaciones políticas tradicionales,progresistas y conservadores y sus diversos matices.
Irrumpe un nuevo partido que será clave para inclinar la balanza en una u otra dirección,un líder,Lapid.
Por otra parte,por primera vez,que recuerde,dos mujeres dirigen las opciones de otros dos partidos.Una,con experiencia política y capacidad de negociación.Otra,como la alternativa deseable a la Presidencia del Estado.Ahí es nada.
Israel se encuentra por fin ,después de muchos años,con un porcentaje de voto del 63%,es decir,representativo,ante la posibilidad de avanzar por el camino de la paz,de ayudar a las nuevas generaciones a construir un futuro distinto,con esperanza,lejos del fantasma perpetuo de la guerra.
Conozco que me apoyo en un ferviente deseo de paz,de que llegue el fin de la violencia que durante más de ochenta años ha sacudido la zona.
No voy a incidir en lo mucho escrito acerca de la realidad histórica ,de como se llegó a esta pesadilla sangrienta.Tampoco,en la responsabilidad de algunas potencias occidentales en el diseño y puesta en marcha de esta guerra.
Allá ellos con el peso de su iniquidad, cinismo y maldad.
En los años precedentes,se azuzó hasta el extremo el enfrentamiento entre palestinos y hebreos.Apoyados en grandes falacias,se enfrentó a dos culturas,distantes en algunas vertientes,pero con lazos comunes milenarios.
Nunca ha habido voluntad real de llegar a una paz justa.
Nunca importaron los muertos de uno y otro sector.
Muchas veces nos preguntamos cual es el umbral del dolor,hasta donde se puede soportar.Lo sucedido en Europa durante la II Guerra Mundial es imposible de imaginar y cuantificar.Escapa al entendimiento la capacidad para comprender como debieron de sentirse los supervivientes,como la bestia humana puede llegar a convertir en pesadilla el hecho de estar vivos.
La complicidad culpable de algunos gobiernos situados en el llamado bando aliado.La inmensa mentira que nos han vendido durante años,inundando el celuloide de falsedades criminales.Las omisiones,la falta de valor para reconocer la verdad histórica.
Los despojos de esta guerra fueron llevados a un Estado construido sobre un mapa de papel,no sobre una base ajustada a posibilidades de futuro.
Por otra parte,un pueblo cuyo entramado social y político estaba muy lejos de aquella pesadilla,es obligado a aceptar la donación de una parte de su territorio en base al mismo mapa de papel,sin buscar una aproximación previa a una situación que ya era explosiva.Sin intentar siquiera aproximar posturas,buscar métodos de convivencia.
El mundo vivía las convulsiones posteriores a una guerra atroz,la mayor de todas en todos sus aspectos.Al fin y a la postre,poco importó en realidad lo que pasase con unos grupos étnicos asentados en la zona desde miles de años antes.Tampoco la llegada de los repudiados de Occidente, durante miles de años también.
Entonces las naciones estaban a otros problemas.Lo que pudiese pasar a unos pocos millones de personas era una gota de agua en el océano de los intereses crematísticos que llegaban a los vencedores.
Poder,poder,poder.La palabra mágica,maldita, la adicción.
Ahora hablemos del presente,del presente deseable.
El preámbulo expuesto viene al caso para evidenciar una realidad cruda y cierta.Por más que palestinos e israelíes demanden y esperen apoyos del resto del mundo,lo cierto es que están solos en sus determinaciones.
Que los mismos de siempre,con el cinismo de siempre,contemplan el espectáculo atentos más a su parcela que a esta,la que crearon en el 48.
Mientras,en un enfrentamiento de desgaste que ha llevado a extremos inconcebibles la capacidad de tortura de unos y otros,hablo básicamente de tortura moral,la tierra y su gente se desangra.La tierra sagrada de dos grandes religiones,grupos étnicos afines y cultura similar.
Supongo,me atrevo a afirmar que esa fue la idea oculta desde un principio.
El tiempo de la guerra pasó,ahora existe una generación que habla de derechos humanos,de paz,como no se habló antes en nuestra historia.Esto da esperanza.
La cuestión esta en conocer si ambos pueblos están dispuestos a retomar los Acuerdos de Oslo,ya lejanos en el tiempo,año 93,pero no tanto como para no constituir una buena base de diálogo a partir del que se pueda recomenzar a construir un futuro de paz.
Es evidente que escribo desde la voluntad de la creación de dos Estados en una misma Tierra.
La linea argumental no coincide con la escrita en estos días por los especialistas en la zona.
Digamos que me muevo en el voluntarismo radical,y me apoyo en unos resultados electorales que suponen un leve cambio de óptica en Israel,además de la voluntad de superación del pueblo palestino de una realidad que le destruye internamente.
El reconocimiento de la ONU,es un espaldarazo moral a una historia y una cultura que exige desde hace tiempo el reconocimiento internacional .
El reconocimiento internacional es,por primera vez,la demostración palpable de que las posiciones de los Estados de Occidente comienzan a enderezar el rumbo largamente perdido.
Ni unos ni otros,Israel y Palestina,pueden ni deben de continuar siendo las víctimas de la conciencia culpable de Occidente.
No nos hagamos ilusiones,no es que de repente les haya asaltado un golpe de principios éticos,valor y honestidad,lejos de eso,pero si,a lo mejor,una necesidad de proteger sus cómodas fronteras del peligro evidente del terrorismo fundamentalista, de allí y de aquí.
Y en este punto la estabilidad de la zona ayudaría mucho.
Un primer ministro israelí,ambicioso,mediocre,que utiliza los recursos tradicionales del enemigo a las puertas y el pactar con el diablo,se enfrenta,con escasa elegancia y mayor nerviosismo,al hecho de que tendrá que tratar con nuevas fuerzas políticas que le conocen bien,que saben hasta donde llega el desastre económico en el que ha sumido a Israel,que una nueva generación,progresista,que desea la paz,se opone a los arquetipos del pasado en los que se ha apoyado hasta ahora.
Al otro lado de la frontera,un pueblo largamente maltratado y ninguneado,comienza a tomar conciencia de su protagonismo en la historia.Repite los estereotipos de las víctimas que se niegan a serlo por más tiempo,recupera su conciencia política y avanza,arriesga.
Unos y otros,son imprescindibles.
Occidente,posiblemente Estados Unidos,tienen ahora la fuerza necesaria para definir de una vez por todas las lineas de demarcación.
La iniciativa tiene que ser pactada desde fuera,con el apoyo de los grupos afines a la paz de uno y otro pueblo.No se minusvalora la capacidad de entendimiento,pero el apoyo de otros países acelerará el proceso.Evitará más y peores radicalismos.
Con fe,con esperanza.
Salam,Shalom.
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