miércoles, 21 de enero de 2015

FOSAS COMUNES.FOSOS DE LA MEMORIA HISTÓRICA

Las fosas de la dictadura son una herida abierta que nunca se cierra.
No tengo a familiares ahí,pero si conocí a otros que soportan difícilmente el que sus muertos se encuentren en agujeros ignotos y cunetas de carreteras secundarias.
Es tan indigno,tan mezquino, que faltan las palabras.
Para los medio -humanos que dicen que en Europa no pasa esto,inmorales mentirosos,bueno es recordar que en Europa y América existe un larguísimo reguero de tumbas y homenajes a todos sus muertos.
El dictador y sus secuaces lo hicieron bien,miedo a la delación,represión criminal,expolio físico y espiritual sin fin,eso fue básicamente la dictadura.
Que no la disfracen,eso es cualquier dictadura.
Acudo otra vez a la memoria para reivindicar a las víctimas y sus familias.
Continuo con otro texto del libro,ese libro que he de terminar.
 
En poco tiempo ya no miré solo láminas,pude leer ,y esto supuso uno de los mayores descubrimientos de mi vida,y también mi refugio la mayor parte de ella,ahora entendía mucho mejor lo que mi abuelo hacía,abrir puertas y ventanas.

Tendría cuatro años,ya leía y escribía,cuando comenzaron cambios  importantes,aúnque entonces no me di cuenta.

LA HISTORIA DE ROSA MARÍA Y JUAN.

“Apareció una nueva tía,Rosa María,y su esposo,Juan.Ella era como una muñeca china,con ojos muy rasgados y muy bonita,menuda y sonriente.El,delgado,cetrino,casi siempre serio.Muy distintos y muy iguales,porque era evidente que se querían mucho,se miraban mucho.

Rosa María era muy cariñosa,iba y venía,después he sabido que intentó salir adelante con una pequeña tienda en Güimar,pero  no resultó.Tenían un gran valor y entereza porque  hay que tenerlo en grandes cantidades para superar lo que les tocó vivir.

Juan era Juez en Madrid, con una gran carrera por delante,cuando conoció a Rosa María.Se enamoraron y se casaron pronto,creo recordar que me dijo que ella tenía diecisiete años.Se trasladaron a Madrid, era toda una meta.Ambos eran republicanos,se relacionaban mucho con los seguidores de la Institución Libre de Enseñanza,en la que parte de la familia estaba directamente implicada.Juan era amigo de Julián Besteiro,a quién admiró mucho.Cuando se proclamó la República,continuaron en Madrid,nada hacía prever el vuelco que estaba a punto de dar sus vidas.

En la Guerra Civil,Juan fue destinado como Juez militar a Guadalajra,Rosa María se quedó en Madrid,trabajando en la ayuda civil,Juan iba y venía.

Años después,muchos años después,cuando murió el dictador,mis tíos volvieron a España,aunque nunca se quedaron,su vida estaba en Venezuela.Compraron un apartamento en Madrid,y allí iban a verles los sobrevivientes de la guerra que habían compartido aquellos años,desde enfermeros a practicantes,pasando por soldados y asistentes,muchos habían desaparecido en el camino.Los intelectuales estaban en su mayoria en el exilio,se reencontraron o cartearon con muchos en los años del destierro.La popularidad de mis tios era realmente grande.

Fue en esos años,los setenta y cinco,cuando comencé a conocer la cara oculta de nuestra historia,aquella de la que tan celosamente me mantuvieron aislada ,en parte para protegerme,en parte para guardarse de la delación,aunque ahora sé que determinados secretos lo eran a voces.Canarias estaba muy lejos,y allí se vivía de forma diferente la dictadura.Había como una especie de consenso general respecto a la República y aún habiendo dictadura,algunos lograron pasar discretamente por el tamíz fascista.Creo que los canarios veían más la larga lista de agravios de” los peninsulares”,que los posibles “delitos”de algunos criptorepublicanos.Hubo asesinatos,cárcel,represalias y expolios,pero pocos si los comparamos con la barbarie vivida en la Península.
Aunque ello no justifique lo sucedido,el ambiente de terror no fue tan extremo.
 

Esta es la historia de mis tíos,tal y como ellos la relataron y yo posteriormente pude cotejar.

Cuando aparecieron por La Laguna,Juan siempre estaba en casa,silencioso,mirándo el horizonte a través de la cristalera de la galería,sentado en una de las mecedoras.Yo a veces me sentaba a jugar a su lado,le hacía preguntas,sobre porque no salía ni hablaba,el sonreía,pero nunca contestaba.

Un día,Rosa Maria y él desaparecieron ,en silencio,igual que habían venido.
Le pregunté a Mamáfina que donde estaban,y ella utilizó la palabra clave,se habían “marchado”,ese lugar misterioso que hacía que las personas dejasen de ser visibles en nuestra vida.Como era normal,pasaron a ocupar el lugar donde estaban los que volverían,aunque no se supiese cuando.Es decir,entraron en la región de mis charlas silenciosas.
Su historia es digna de un buen relato,e ilustra lo que me ocultaron tan celosamente.

Volviendo a la guerra civil,Rosa María continuaba trabajando en Madrid,vivía con otras amigas,y cada cierto tiempo Juan venía a verla,

En el invierno del 38,especialmente crudo,los soviéticos dominaban Madrid,los milicianos eran grupos incontrolados en su mayoría,con la orden expresa de hacer limpieza general de liquidar a republicanos,socialistas y anarquistas,es decir,a todos los que no estaban bajo su bota.Los nacionales mantenían el asedio desde el norte y la ciudad era bombardeada con frecuencia,no importaban las víctimas civiles.
España fue el campo de ensayo general para la guerra que se preparaba.
La República nunca tuvo una oportunidad.
Italianos y alemanes,fascistas y názis,ayudaron,cobrando muy bien,al bando nacional.

De acuerdo con sus propios intereses,nunca en defensa de la Democracia.Gran Bretaña y Francia se decantaron por la no alineación,forma hipócrita y cínica de apoyar el fin de la República,ya habíamos superado el XIX,pero los coletazos imperiales seguían vivos.España todavía era el enemigo a batir,y ante estos razonamientos todo valía, incluida la degradación democrática.
No se olvide el reinado de un fascista en Gran Bretaña y el colaboracionismo vergonzante de Vichy con la Alemania de Hitler.
Los soviéticos,el comunismo de Stalin,también cobraron muy bien su apoyo a la República.
Las Brigadas Internacionales,escasas, sin armas ni pertrechos,supusieron un apoyo moral,pero poco pudieron hacer frente a ejércitos disciplinados y  bien armados. 
 Anarquistas,  republicanos desunidos,milicianos comunistas,tampoco.
La primera persona a quien oí hablar del asesinato de Durruti  fue  a Juan.

La casi inexistente clase media española de la República, o fue exterminada o marchó al exilio.La cultura se fue con ella
La Historia no ha  pasado todavia factura a estos hechos,tan culpables son estos gobiernos como los que formaron parte del contubernio.

España,los españoles,lo pagamos con sangre durante más de una generación.Es ahora que comienzan a desmontarse,tímidamente,los andamiajes de mentiras y excusas.

….En Madrid,Rosa María recibió el aviso de huir hacia Guadalajara,iban a por ella.Se vistió con ropas de soldado,el frio era tremendo,y emprendió la marcha hacia Guadalajara campo a través.Tenían buen sistema de comunicación,y llegaron sin problema a Azuqueca de Henares,donde le dieron refugio en casa del antiguo sacristán del pueblo,también republicano.Era de madrugada cuando llegaron los milicianos que le iban siguiendo la pista,como esposa de un jefe era una pieza interesante.El sacristán había enviado al frente,por la noche,a uno de sus hijos,para avisar a Juan,porque la situación era muy peligrosa.

Pero había prisa,no hubo juicio ni cargos,según amanecía,la pusieron directamente frente al paredón.Rosa María decía que  era mayor el frío que el miedo,se santiguó y esperó, se oyeron unos tiros y allí llegó Juan,a caballo, con varios soldados,cual caballero andante,literalmente sacó a Rosa María en volandas,redujeron a los milicianos,los sacaron del pueblo,y ellos volvieron al frente.

El niño llegó justo a tiempo de informar a Juan.Le conocí años después,su familia pasó por la carcel,pero ninguno murió,se cartearon durante muchos años,y cuando volvieron  allí estaban, esperando a su amigo.

Antes de esto,Rosa María contaba como era la vida en Madrid,hambre,muerte,escasez de productos básicos.En los últimos tiempos,antes de marchar,comían mondas de patatas y otros restos de comida que cogían de la calle,y eso que ellas trabajaban en los servicios sociales.La inseguridad era total,podías morir en cualquier esquina,y cuando comenzaron los asesinatos indiscriminados,sencillamente,ya no salían a la calle.

La vida en el frente no era mucho mejor,Juan contaba que su cuartel estaba en una calle de la ciudad,en la acera de enfrente,en otra casa, estaban los nacionales.Con la templanza que da la proximidad de la muerte,y teniendo por enemigos a su misma gente,se producían situaciones pintorescas,tal y como arrojarse algo de comida de una azotea a la otra,hablar en las guardias,saludarse y a continuación dar cuatro tiros.

A pesar de la dureza,de la proximidad del fin,no había deserciones,aunque si momentos de desesperación,porque ya todos sabían lo que les esperaba,y no era bueno.

Cuando la guerra llegó a su fin,se corrió la voz de que los que no tenían delitos de sangre podían ir a Madrid a entregarse,que les harían un juicio.Ellos lo creyeron,y comenzaron a marchar hacia allí.

Los trenes,camiones y coches que iban por la llanura del Henares llenaban el paisaje.Con la experiencia que daba historias conocidas,mi tio intentó,y lo consiguió,hacerle llegar a un primo suyo,Toranzo,que estaba en el bando nacional,un mensaje para que le confirmase lo que se decía.Este primo había estado de Notario en Güimar,lo que ignoro es si esto fue antes o después de la guerra.Ellos,como tantos,tenían familia y conocidos en ambos bandos,no era solo cuestión ideológica,también geográfica, y a lo mejor este hecho evitó que la matanza posterior no fuese tan grande.

Localizó a su primo y este le envió un mensaje de que huyeran hacia las montañas de León,de donde era la familia,que no se entregasen,los mataban a todos según llegaban.Que permaneciesen escondidos hasta que él les enviase aviso.

Decía Juan que era una sensación muy rara ir en dirección opuesta a todos,a través de aquella caravana,con la certeza única de que en unas horas podían estar muertos.

Durmiendo de día y caminando de noche,comiendo hierbas y lo que podían, escondiendose de todos,llegaron finalmente  a su pueblo,pero no pararon,no se sabía quien podía delatarlos.subieron hasta la montaña y allí esperaron a que su primo estableciese el contacto.Comenzaron a llevarles cada cierto tiempo algo de comida que ponían bajo una piedra.
Vivian ocultos en el monte,junto a algunos maquis que estaban en su misma situación.El frio,cuando llegó el invierno era terrible,casi no podían moverse por la nieve, y el peligro de captura muy real.Compartían la comida que recibían y cazaban de vez en cuando algún animal que les daba algo de calor al estómago.Así durante casi dos años.

Al cabo de este tiempo, le envió recado de que podía entregarse,ya había juicios.

Y a Madrid volvieron,Hubo juicio,le condenaron a muerte,gracias a su primo le conmutaron la condena por cadena perpetua,y después de unos años de cárcel,aliviaron la situación por prisión en casa,solo podía salir por fallecimiento o para ir a misa.
Sin horizonte,sin futuro,volvieron a Canarias,allí tenían donde dormir y comer.Por esto Juan siempre estaba en casa.

Esta historia es una más de las muchas tragedias de la guerra civil.

Tiene una singularidad nuestra guerra,no debió de ser poca la  gente  que colaboró en ocultar y proteger a los vencidos, para que una vez muerto el dictador fuesen surgiendo del silencio y el anonimato. Tantas biografias ocultas,tantos sótanos,dobles paredes,cuevas perdidas.
Cárceles clandestinas donde se mató en masa.

Unos pasaportes falsos, la llamada de sus hermanos desde Venezuela, y un barco  les permitió huir para siempre de aquella pesadilla.

Según me han contado,Juan se escapaba de vez en cuando a Güimar,allí la gente callaba y simulaba que no conocía la situación,supongo que esto les alivió un poco.

Lo perdieron todo absolutamente,cuando llegaron a Venezuela,bajo la dictadura de Pérez Gimenez,no le validaron el título ni como juez ni como abogado.Hubieron de partir de cero,trabajando Rosa María en una joyería,y Juan como contable y,posteriormente, empleado en la misma tienda.

En pocas líneas he resumido una tragedia,una más entre tantas otras producidas por la guerra civil,hay más, irán saliendo.

Cuando en el 77 volé a Venezuela,su casa era un monumento a la República.Mi tío Manuel les había hecho una casa al costo,tenía una empresa de construcción.Estaba en una urbanización de chalets en la zona de expansión de Caracas,la California.

La casa tenía dos plantas,la baja para alquilar,la primera como vivienda.Nada más entrar,en un gran hall.tres paredes estaban enteramente ocupadas por estanterias con libros acumulados durante años,todos referidos a la República y el exilio.La biblioteca estaba abierta a los investigadores.Una mesa,estilo castellano antiguo,ocupaba el hueco central.Allí,con sillas,papel y lápiz,se podía trabajar e investigar sobre desaparecidos en el exilio,o episodios de la guerra.Juan atendía y asesoraba a los que allí se acercaban,intentando conocer el paradero de algún familiar dentro y fuera de España.
Las conexiones ocultas dentro de España funcionaban bien.

Rosa María,una vez se jubiló,dedico su vida a la enseñanza de niños en la Parroquia de la zona.A pagar sus alimentos e incluso vestidos.
 
Respecto a Juan y Rosa María si deseo hacer en este punto un comentario.Su entereza,el humor y la distancia con la que hablaban de si mismos me llamaba mucho la atención.Se tenían a si mismos,todo lo demás resultaba secundario,fueron un ejemplo de lo que es ser persona.

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