Iban las laboriosas abejas volando de flor en flor,buscando el alimento para la colmena y sus habitantes cuando,súbitamente, se ocultó el sol.
En un primer momento todo fue desconcierto después,pánico.
No estaban acostumbradas a la obscuridad fuera del horario establecido.
Comenzaron a llegar noticias alarmantes,en Atenas,en un panal establecido desde antiguo en uno de los brazos de una Cariátide,ya saben,esas señoras que sostienen el techo de un templo,como dije,en Atenas,la pérdida de luz dio pie a los peores presagios.
En Canarias,el observatorio del Teide perdió el control ante las alteraciones eléctricas.
Los astronautas andaban como alelados ante las vueltas sin control de sus naves.
Un auténtico desastre.
Lo peor,sin alimento las larvas mueren, porque las flores también quedan afectadas por la ruptura del ciclo vital.
Ante este batiburrillo de confusión se produjo un momento de desconcierto total,de no saber que hacer.
En ello estaban todos cuando un tímido rayo de luz comenzó a otearse en el cielo,aún estaban con la boca abierta cuando la luz,con mayúscula, irrumpió por todas partes.
Al miedo sucedió la alegría,la esperanza.Todo había sido como una pesadilla,el ciclo de la vida continuó.
Las consecuencias fueron diversas,muchos dioses perdieron el trabajo,ya no había miedo a sus anatemas.
Muchos zánganos quedaron relegados a tareas de limpieza y mantenimiento.
Las avispas,las pérfidas avispas,a las ya nadie temía,porque era indudable que no eran ellas las que tenían el poder,quedaron relegadas,las que lo consiguieron,a otras labores ,como limpiar excrementos y demás trabajos infames.
El mundo no fue ni de lejos el mismo desde entonces.
Muertos los dioses y sus siervos,había como una especie de alegría en el aire,todo era como más brillante.
De momento,los habitantes del jardín se sintieron muy aliviados.
Ahora llegaba otra importante etapa,consolidar el nuevo orden,hacer nuevas leyes para los tiempos nuevos.
Y héteme aquí que en ello están.
Continuaremos informando.
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