lunes, 2 de marzo de 2015

FUERA DE LA LEY.ASALTO Y DERRIBO EN MADRID DE UNA VIVIENDA PRIVADA

Cuando llegué a Madrid,de esto hace muchos años,dos cosas llamaban mucho la atención,su gran suciedad y los muchos restos de la guerra civil que se veían por todas partes,ruinas,obuses que estallaban de cuando en cuando,y una población que parecía acostumbrada a convivir con este entorno.
Viniendo de Canarias,donde la guerra no se notó tanto,con un clima que permitía vivir con escasos medios,aquella pobreza extrema,el frio y las ruinas eran llamativos.
Tuve como guía por la ciudad a un amigo de la familía,que además era cronista de la Villa,Federico Carlos Sáinz de Robles,persona buena, caballero, y un excelente conocedor de la ciudad y su historia.
Él me aficionó a callejear descifrando  la arquitectura de la ciudad,sus calles y desarrollo urbanístico.
Como andariega que soy,esta costumbre la he mantenido a lo largo de los años,ayuda mucho a conocer y comprender mejor la idiosincrasia de las gente.
Como estudiante, pude profundizar lo bastante en el desarrollo de las ciudades.
La zona de Bravo Murillo la conocí años después,Federico ya no estaba.
Tenía un pariente,Juez,que vivía en uno de los primeros edificios modernos que se construyeron en la parte alta de la calle,hacia Plaza de Castilla.
Llegar hasta allí era una odisea,pero era lo que ellos podían pagar y allí que se instalaron.
Nada que ver los sueldos de entonces con los actuales
Quitando alguna vivienda nueva,pocas,en su mayoría la zona era un conjunto de granjas,corralas y mucha ruina.
Hacia los Altos del Hipódromo se había construido el Bernabéu,una isla en mitad de una zona polvorienta,sin aceras ni servicios,que cuando llovía se convertía en un barrizal.
Alberto Alcocer arriba,al otro lado de la Castellana,estaba la casa de Dámaso Alonso,un chalet que formaba parte de lo que era una zona de veraneo para los madrileños,la altura proporcionaba un poco de fresco cuando llegaba el calor.
No era una colonia lujosa,pero tenía su encanto.
Volviendo a Bravo Murillo,a lo largo de los años,las casas terreras que habían sobrevivido a la guerra fueron desapareciendo a ritmo creciente.
Corralas y granjas se mantuvieron un poco más de tiempo,pero la picota avanzaba.
Hará unos quince años poco quedaba de los pastores de cabras y ovejas,las corralas vecinales y los chalets de la anteguerra,que también los hubo,algunos muy bonitos,todavía los conocí convertidos ya en almacenes de chatarra y gallineros desvencijados.
Hace unos años una amiga se instaló allí,en una de las casas que sustituyeron a las corralas,así que continué yendo por la zona.
Una creciente población inmigrante fue ocupándola,pero seguía siendo un barrio con mucho tipismo madrileño.El mercado de Maravillas era todo un referente.
Hubo algunos casos muy sonados de desalojo de vecinos propietarios de casas y corralas,la especulación ya era brutal,aunque sin llegar todavía a los excesos de los desahucios actuales y a lo sucedido ayer.
En uno de mis paseos,hará un año,ya la vivienda de Ofelia Nieto estaba asediada,colgaban carteles y todo el vecindario apoyaba a los propietarios,porque la jugada se veía venir.
La Ley estaba de su parte,pero los buitres ya se habían instalados en las azoteas.
La pregunta era  saber como demonios se las iban a arreglar los canallas para desalojar a una familia de su propiedad,totalmente legal y sin deudas.
Participé en alguna reunión en la calle,forma que utilizaba el vecindario para apoyar a la familia.
Ya se hablaba de la medida de la acera,excusa torticera donde las haya,cuando Madrid esta como esta desde siempre.
Medíamos,paseábamos la acera para tener claro si era tan disparatado desde el punto de vista arquitectónico.Apenas nada,nada que no se pudiese solucionar de buen acuerdo.
Mirando la zona,a excepción de algún edificio neomudejar,testigos de tiempos mejores,reconvertidos en asistencias municipales,la casa de Ofelia Nieto era ya el último testigo de aquel tiempo en que Madrid era una amalgama crecida al hilo de los tiempos.
Acuerdo justo,negociación y cambio,son posibles.
Lo que es criminal,totalmente criminal,es expulsar a una familia de su propiedad mediante la fuerza bruta,con personas dentro,con acoso y derribo mediante excavadoras y palancazos.
Acusando con mentiras infames a sus moradores,diciendo que es gasolina lo que es agua.
La jugada,el sobre y las propinas apestan tanto como los implicados en este abuso de poder infame.
A estas alturas de curso existen cuestiones sobre las que no te puedes hacer ilusiones de lo que es la condición humana,mejor dicho,de los inhumanos y sus siervos,esos uniformados que utilizan la fuerza y el ataque sistemático como medio para infundir terror.
La vivienda es legal,la orden de derribo y el asalto no existe,luego hablamos de una total ilegalidad.
Lo siento de veras por las personas que la habitan,con las que tuve ocasión de hablar hace ya un tiempo.
Lo siento aún más por las muchas víctimas inocentes de tantos desafueros,bestialidades e indignidades de estos muy bien llamados fondos buitres,lo que son.


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