A estas alturas del camino no es raro pensar que ya has vivido mucho,y así ha sido.
Recibes la última noticia de la bestialidad que no cesa y te preguntas qué habrá sido de todas aquellas personas a las que conociste en tiempos pasados.
Su mundo si es fácilmente accesible,ahora es el centro del crimen diario,contemplado por la "civilizada" Europa con total cinismo y distancia.
Hace muchos años que parece evidente que el centro de la civilización no es Occidente,es ese mundo que destruimos y ninguneamos de forma torticera desde hace siglo y medio,por poner una fecha muy clara.
Habiendo conocido bien algunos países de Oriente Medio,la comparación con Europa es similar a la de un huevo y una castaña.muy alejados unos de otros.
Descubrí la auténtica civilización cuando fui a vivir a Turquía,allá por el año 67 del siglo XX.
Continué con Egipto,incluso Libia,a pesar de su distancia cultural.
En todos ellos me deslumbró su sentido de la hospitalidad,su solidaridad y generosidad,algo insólito en aquella Europa nuestra,rapaz y avariciosa.
Cuando conoces aquel mundo nada es comparable.
Lo mejor de nuestro mundo viene de allí,copiamos,reconvertimos y a continuación negamos el origen,tan propio de la mala conciencia.
Es la cuna de la Civilización y aún y a pesar de periodos de guerra casi interminable,conservan en su memoria un pasado que fue glorioso.Muchos han olvidado su historia,pero mantienen los ritos heredados.
Las personas que ahora huyen de la muerte y la esclavitud en sus más diversas formas,son los mismos que nos dieron lecciones de esplendidez social y personal.
El futuro que les espera es muy negro,no tendrán puerta a la que llamar y pedir cobijo,la miserable Europa es de las que siempre pide y no da nada,una muestra evidente de su barbarie.
El destino de muchos inocentes esta en el fondo del cementerio marino mediterráneo,las mafias del abismo y la repugnante avidez de los de siempre, aderezada con las hierbas de los miserables de este mundo.
No es cierto que cualquier tiempo pasado fuese mejor,pero si lo es que algunos valores positivos para nosotros como especie, se han perdido irremediablemente.
Y lo que tenemos enfrente es una pantalla en blanco que todavía no ha definido su imagen.
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