Hace ya años,en los tiempos en que Rafael Alberti y yo vivíamos en la Torre de Madrid y Princesa 3,solíamos pasear por la tarde haciendo lo que llamábamos la vuelta al ruedo,calle Princesa,Plaza de España,la calle de los cines Renoir y Ventura Rodríguez,Rafael hacía poco ejercicio y le convenía caminar.Ibamos charlando de todo,en aquella época comenzaba a descubrir la historia familiar,la que me ocultaron durante 27 años,y me ponía muy pesada pidiendo datos de la anteguerra y la guerra civil,siempre con minúscula,él me iba contando con paciencia y cariño lo que recordaba,además,estaba ya escribiendo sus Memorias,en las que tan involucrada estuvo parte de mi familia en los tiempos de la República.
Un día,después de una larga explicación le pregunté que como era posible que siendo intelectual,libre,hubiese podido colaborar con el marxismo-leninismo de entonces,su respuesta fue muy clara,Teresa,yo no era comunista,era antifascista.La misma contestación dada por mi padre años después,yo no era fascista,era anticomunista.
Y esa es nuestra tragedia,aquellos intelectuales de entonces fueron bastante ingenuos en algunos de sus planteamientos,no supieron ver los muchos vericuetos y trampas que tenían ambas doctrinas,no profundizaron lo bastante en la situación,porque la Historia les iba por delante,y había que parar aquel infierno.
Uno y otro se equivocaron,pero rectificaron y enmendaron el error.Y pagaron.
Hoy,la situación no es tan extrema globalmente,pero los tentáculos del monstruo siguen ahí,y se reproducen cuando cortas uno.
Los fascistas al estilo Osmond Mosley continúan pululando por las calles.Se ponen cuchillas en las verjas,y como colofón a esta ignomínia,hoy conocemos que la guardia civil devuelve con nocturnidad y alevosía a los pobres infelices que consiguen saltar la verja,sin respetar leyes,sin dar al menos la posibilidad de identificación.
E la nave va.
Estos guardias que dan la orden son culpables,pero los que lo mandan están más arriba,y apestan,apestan a sepulcro blanqueado,a podredumbre de siglos,a seres rastreros y del todo despreciables.
Los Mosley de hoy se disfrazan mejor,pero son igualmente repugnantes,y no tiene la excusa de vivir en los turbulentos años 20 del siglo pasado.Con ellos la Historia no tendrá compasión,la Historia científica.otra cosa será la lectura mendaz que hagan algunos.
Las fronteras caerán,ya no son necesarias,el mundo lleva una nueva deriva.
Pero mientras,aquí y ahora,salgamos a las calles y plazas a gritar,a protestar contra estos engendros de la naturaleza que continúan alimentando a la Hidra.
Malditos sean.
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