Leo en estos días diversos análisis sobre la situación política ucraniana.
Vaya por delante que hasta hoy no tengo elementos de análisis suficientes como para dar respuestas a preguntas importantes.lo que lleva,indefectiblemente, a emitir opiniones que se pueden aproximar a la realidad,pero que hay que tamizar al máximo.
Se aprecian diversas analogías con lo sucedido en la guerra de los Balcanes,comenzando por las notables equivocaciones de la UE,especialmente Alemania,y acabando por el enfrentamiento violento entre diversas etnias y facciones, pertenecientes a la antigua U.Soviética,y antes de esto,al Imperio turco Otomano.
A grandes Imperios,múltiples culturas y etnias,es decir,posibilidad,bien cierta,de enfrentamientos tribales en un momento u otro.
Sorprende,y mucho,el olvido o la ignorancia de los antecedentes próximos de esta situación,la Guerra de Crimea,choque violento de imperios coloniales con los restos del Imperio turco.
Los recursos minerales de la zona,por no hablar de los estratégicos.
La Península de Crimea ha sido casi de siempre,la salida al mar del Imperio ruso,base naval importante para el equilibrio en el Mediterráneo Oriental,y,por último,pero no menos importante,asentamiento de una importante comunidad de origen ruso,además de una de las zonas de influencia tártara.
No vamos a entrar en lo que fueron los pasados siglos en esta historia,ni tampoco a comentar los brutales excesos de Stalin,que tanto significó en este área,sería muy largo de explicar para unas líneas en un blog.
El aquí y ahora tiene un precedente más cercano.
El regalo por parte de un estadista soviético de una parte básica para la política de la Unión Soviética, allá por los años 50,no solo fue una decisión errónea desde el punto de vista político,propia de un oligarca,también supuso marginar a una buena parte de la población rusa,y dejar aislada a la flota del Mar Negro.
Los porqués,conocidos,ahora se trata de enmendar esta equivocación,y esto pasa,guste o no,por una negociación diplomática y el reconocimiento de la anormalidad del 58.
Ninguna de las minorías residentes en la zona va a vivir de forma distinta a como lo han hecho durante cientos de años,combinando tiempos de paz con otros de persecución y exilio.
Ucrania es algo así como la extensión de Rusia que nunca quiso estar allí,pero a la que la realidad política unió durante generaciones.
Leemos sobre los disturbios recientes en Ucrania y surgen dos evidencias,la represión de un dictador en función de sus intereses,apoyado por Rusia,y el llamativo grupo opositor que lo mismo incluye a la extrema izquierda que a neonazis de uniforme.Francotiradores diversos,cuyo trabajo evidente es sembrar el odio y el pánico,y al fondo,una realidad económica difícil,necesitada de alianzas con otras potencias para sobrevivir.
Si Ucrania,si Rusia,si los habitantes de Crimea no moderan su discurso,mal va la andadura.
Parece haber intereses sesgados en que la tensión se mantenga,ruines y destructivos.
La UE,fiel a si misma,amaga y no da,intentando protegerse a si misma,pero al mismo tiempo queriendo tener parte del posible pastel político que origina la situación.Lo dicho,como en los Balcanes.
El mundo no esta para más guerras,bastantes existen ya,focos de hambre,emigración,exterminio y muerte.
La solución es relativamente fácil,el reconocimiento por parte de Ucrania de lo endeble de la anexión del 58.Un alto grado de autonomía para la zona,lo de siempre,las Repúblicas Federalistas.Y la voluntad cierta de no sembrar más odio con mentiras e intereses ocultos,no tan ocultos como algunos quisiesen.
Las fronteras son tan movibles como una valla en el campo,no hay que intentar poner puertas al viento,las derriba todas.
La situación aún permite encontrar un plan que satisfaga a todas las partes,algo habrá de perderse,para eso la negociación.
Esperemos,deseemos,que el sentido común y la sensatez se imponga a los delirios de unos y otros,por el bien de estos pueblos,de la zona y del equilibrio político.
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