sábado, 25 de julio de 2015

LAS FRONTERAS Y LOS CARROÑEROS DE TURNO

Poner puertas al viento,eso son las fronteras,algo tan inútil,artificial y estúpido como poner puertas al viento.
La mayor comunidad viva del planeta no conoce de fronteras,se llama bacterias,virus y bacilos,deberíamos haber aprendido de ellos hace tiempo,pero posiblemente por un sentimiento de estupidez muy bien manipulado continuamos sin hacer caso a la evidencia de la inutilidad de las fronteras.
En la noche de los tiempos, la frontera fue la separación física del más fuerte.Llegada la noche,el más fuerte se situaba en el centro de un círculo de humanos que le protegía de las alimañas que,indefectiblemente,arrancarían para su alimento a los más débiles del grupo, a lo largo de las horas de obscuridad.Posiblemente aquí se fraguó la jerarquización social,la fuerza bruta.
Posteriormente,ya con dioses y demonios,la frontera de la tribu fueron sus cercas de protección contra depredadores diversos.
Algo más cercana en el tiempo es la construcción de grandes murallas protectoras, que por ende justificaron aún más los diversos liderazgos.
En pleno Imperio Romano se calcula,según los expertos,que la población mundial era de unos cien millones de individuos,por lo que el argumento de protección queda bastante desvalido,si pensamos que apenas éramos unos pocos para compartir la inmensa extensión del planeta.
Por lo tanto hay que buscar otros argumentos para justificar el  inmenso afán depredador de la especie humana.
Religión,política y economía,aunadas por el interés común del dominio,póngase en el orden que se quiera,han ejercido y ejercen desde hace más o menos 5.000 años una tiranía brutal sobre la mayor parte de los pueblos de este mundo.
Supongo que,como las urracas,atrae el brillo de piedras y metales y, como ellas,las roban aunque no sean necesarias,y el nido termina cayendo por exceso de peso.
No creo que lo llevemos en el tren genético,opino más bien que viene condicionado por la costumbre,la falta de libertad y criterio y la interdependencia social.Unos se alimentan con los otros,y así la cadena,real y moral,continua hasta ahora mismo.
Se ha escrito mucho y bien sobre los nacionalismos,que tuvieron muy justificada su protesta ante los abusos de los más fuertes en razón de su diversidad cultural,incluidad religión,y etnia.
Hoy,la práctica totalidad de los nacionalismos no solamente están superados,también son una fuente inagotable de odio,exclusión y enfrentamiento.Es como alimentar un cáncer para que haga metástasis y justificar con ello los sueldos de los carroñeros del momento,cuya mayor hazaña es la cosecha de odio de cada día.
Desde la muralla china,construida para protegerse de invasores políticos y económicos,nunca se ha visto tal obsesión constructora de muros como la que vivimos actualmente,pero estos muros no tienen la justificación de salvar vidas,son los muros de la exclusión total,precedentes del aniquilamiento,son campos de exterminio para aquellos que no pueden defenderse.Señalan de lleno a los verdugos de épocas recientes,cuya abominación nos ha llevado al momento actual.
Hablamos de buena parte de África,Oriente Medio,parte Extremo Oriente.Norte y Sur América,Europa,por citar algunos muy evidentes.
Cada día un nuevo muro,por tierra,mar y aire,en una carrera desaforada hacia la nada,sin vuelta atrás,sin recuperación posible.
No sé si la Isla del Mundo Feliz,o la Utopía tan querida a los sabios del XVIII,o alguna precedente,no sé,ojalá llegue otro paisaje.
Lo que si sabemos todos es que  murallas,muros y barricadas nunca pararon por mucho tiempo el progreso de la mayoría.
Y que esta vez tampoco lo harán,por eso,porque será como poner puertas al viento.

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