Esta mañana departíamos en twitter acerca de los hechos diarios.
Los calificativos eran,en general,tremendos.
Y digo que eran,no que fuesen escritos.
Hace tiempo que se me terminaron los vocablos para tanta ignominia,y no por falta de palabras correctas para definirlos,al contrario,el idioma español es riquísimo en esto,y no digamos nada en palabras malsonantes,larga experiencia,vieja costumbre.
La cuestión es que si entramos en el amplio abanico que la lengua ofrece para definir a tanto sinvergüenza integral,no haríamos otra cosa.
Quevedo y Cervantes,por citar a dos genios,lo hicieron como nadie,pero amigo,aquí y ahora,tienes que ser muy precavido a la hora de definir con propiedad,por aquello de las querellas.
Con esto se da la paradoja sangrienta de que las víctimas se transforman en objeto de condena y represalia,y los facinerosos,ni dimiten,ni se les incauta lo robado,ni van a la cárcel,ni siquiera se sientan en el banquillo.
Respecto a la represión de este gobierno desnortado,incapaz,mentiroso y represor,poco que añadir.
La vista de un montón de estudiantes en Palma,con su camiseta verde,sentados en el banquillo por motivos legalmente inexistentes,produce sonrojo al más pintado,por no sumar a preferentistas estafados, o a desahuciados de forma brutal y sin opciones alternativas.
Esta marejada,este maremoto de abusos produce un asco total,una indignación más allá de lo definible.
Los mal nacidos citados en los medios en el día de hoy son muchos y variados,sus acciones,repulsivas,asquerosas.
No puedo ni debo de entrar en el denso jardín del idioma español para definirlos con mayor precisión,lo hago por educación y principios,pero les aseguro que las palabras están ahí.y mientras esto escribo,me permito pensar con total libertad en todos los epítetos con que les defino.con verdad y con justicia.
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