Dicen los gallegos que las meigas no existen,pero haberlas,hailas.
Llevo más de un día intentando colgar en mi blog un artículo sobre la política exterior alemana.
Por motivos que se me escapan,el artículo,una vez publicado, desapareció súbitamente de la página,antes incluso de darme tiempo para pasarlo a otros portales.
Dada mi escasa pericia en esto de Internet,previo largo viaje por el espacio,apareció en otro sector del que doy fe no hice ningún gesto para su traslado.
Finalmente lo publico en un formato ciertamente extraño,a la espera de entrar repetidamente en Internet y tomar las notas necesarias para conocer que provocó el trasvase.
Entre tanto,a día ayer tarde,fui testigo de la insólita algarada provocada por unos grupos sociales cuyas últimas intenciones se me escapan, y oí las temblorosas palabras de una empleada del gobierno,todo con minúscula,que casi se estremecía de emoción porque,gracias a los cielos,la agresividad,número y contundencia de los agentes del orden estaban,oh albricias, justificadas.
Puestos a pensar mal,esto parece una mala puesta en escena para justificar lo ya hecho y lo por venir.
Puestos a pensar bien,pues mire,más de lo mismo.
Resultó tan falso como toda la demonización en la que intentan envolver a los grupos sociales que ,cargados de justas,justísimas razones,manifiestan un día si y otro también la indignación que les produce la situación en la que vivimos sumergidos.
He repetido tantas veces los motivos de esta ira,que no insisto,los sabemos de memoria.
Esta llamativa mezcla de estulticia,bonita palabra,avaricia,corrupción,ineficacia y prepotencia,esta sumergiendo a España y a toda Europa en el abismo de Caribdis.
Si fuesen solo los responsables los que pagasen su crimen,todavía,pero no es así,son los más inocentes y desasistidos los que reciben los abusos más llamativos.
Y esto es radicalmente injusto.
No sé ustedes,aunque lo imagino,pero yo estoy saturada de tanta basura maloliente que inunda calles y plazas.
Todo tiene un límite y hasta aquí llegamos,ni un día más sufriendo las consecuencias de la política más ciega e incompetente que se ha visto en muchos años.
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