sábado, 12 de marzo de 2016

HOMBRES DE ESTADO,AQUÍ Y ALLÍ

De vuelta a esto del teclado,después de casi un mes incomunicada por defectos técnicos,el panorama que aparece esta a medio camino entre el desierto de los tártaros,ya en plena invasión, y una de las oleadas más destructoras que recuerdo de todo lo que ha sido nuestro proceso civilizatorio.
Con lo difícil que fue llegar a determinados puertos y la mortal cifra de muertos y heridos que dejamos en el camino.
Es como si,de la mano de gobs.ineptos y criminales, nos hubiésemos sumergido otra vez en la vorágine del delirio.Muchos intentamos que no nos absorba el remolino pero,para que decir otra cosa,lo tenemos difícil ,casi imposible.
Ahora solo quisiera hacer un par de apuntes acerca del concepto de Estado y sus protagonistas.
Desde la atalaya privilegiada que supone haber nacido en Occidente y tener acceso a la educación y la cultura,produce asco la estulticia mezclada con cinismo torticero de algunos personajillos de vodevil que ostentan cargos públicos en este y otros países.
Uno se permite el lujo de hablar de hombres de Estado sin que tenga el más mínimo atisbo de su significado.
Hombre de Estado es aquel que por su capacidad de percepción,análisis y formación,es capaz de conducir a su país,a los suyos,por los derroteros del avance social,justicia y reducción de las desigualdades.Al menos desde esta óptica.
Solamenta he conocido en mi ya larga e intensa vida a dos personas que merezcan ese calificativo,Nelson Mandela y Sandro Pertini,ellos elevaron el parámetro  del sentido ético como pocos.
Imprescindibles,los que llamo Imprescindibles desde hace años hay muchos,en el presente y en el pasado,pero con la categoría de Hombres de Estado,es decir,haber tenido la posibilidad de facilitar una mayor justicia social para los suyos,esos,por razones evidentes de poder político,fueron,son,muy pocos.
Hubo un pensador en el pasado que merece de largo figurar en ese status,Aristóteles,entonces se hablaba de Ciudad -Estado,pero lo que dijo y escribió se puede extrapolar a todo Occidente,ayer y hoy.
Mathama Gandhi es otro ejemplo de un concepto moral supraestatal,hay más,afortunadamente.

Pocas veces se ha visto tal nivel de cinismo,mendacidad y abuso social como el que vivimos actualmente.Ignoro hasta que punto la desinformación influye en el voto ciudadano,si conozco bien lo que la servidumbre social sin freno supone para el inconsciente colectivo,ya saben,Lorenz,el borreguismo,el miedo a ser libres.
Los gobernantes que sufrimos en estas democracias,con minúscula,conductistas,son de pesadilla total.
No tengo la fórmula para expulsarlos de sus poltronas,me refiero a fórmulas pacíficas,las otras ya las practican ellos,pero muchas veces me encuentro pensando en la gran ola que todo lo barre,el meteorito o la falla que se abre a nuestros pies,vestigio,sin lugar a dudas de la enraizada formación catastrofista propia del judeocristianismo.
La propuesta de actuación de algunos gobiernos europeos colma ya totalmente el vaso de la iniquidad,y lo anega todo,principios,justicia,solidaridad,ética.
Si este es el plan en esta época donde los conflictos bélicos parecían estar superados¿Qué no pasaría si mediaran las armas? La respuesta es terrible,por un simple parámetro comparativo,nos veríamos abocados a la guerra total,vista como destrucción de nuestra civilización.
Que desechos despreciables estén conduciendo los beneficios sociales tan duramente obtenidos hacia el pozo sin fondo del abuso,es indignante,nos destruye como colectivo y mata la esperanza en su totalidad.
Hace ya años que la EU social murió,y con ella la posibilidad de un futuro común en paz,pero siempre cabe un resquicio de luz.
No la veo,solo veo esos campos enfangados donde seres inocentes,cogidos en la pinza de enfrentamientos armados,pagan,mueren y desaparecen en aras del dios de turno,en este caso,el del interés crematístico,la amoralidad y la indecencia total.
Malditos sean,no puede haber paz para ellos.
Ahora la gran cuestión es como frenar a estos desalmados y sus cómplices,en Democracia solo tenemos el voto,pero reconozcamos que el voto,como la palabra,es un arma cargada de futuro.
Así sea.

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