miércoles, 4 de enero de 2017

ISLAS

Veamos,pensemos que si somos islas,todas independientes y lejos las unas de las otras.
En esto que llega una gran erupción volcánica,acompañada de desplazamientos tectónicos.
Se producen gigantescos maremotos y las islas antes lejanas chocan unas contra otras en una inmensa debacle.
Restaurado el equilibrio el paisaje es dantesco.inmensas acumulaciones de tierra,grandes derrumbes,grietas por doquier y nueva configuración orogénica.
Lo que antes fueron espacios aislados de tierra ahora son un acúmulo de  restos diversos.
Los escasos supervivientes apenas se reponen de la brutal experiencia,pero casi al unísono surge el dilema y el choque posterior.
Antes,en cada isla tenían sus propias leyes,usos y costumbres.Ahora,obligados a permanecer sobre el mismo suelo,sin mar que separe,muros que aíslen o fortificaciones que protejan,el drama surge de inmediato.Las reclamaciones también,los debates se dirimen a puñetazos y se ven ya conatos de sálvese quién pueda.
Y llegados a este punto,sin referencias históricas comparables se produce algo así como el viaje de la balsa de la Medusa.
Entonces,fueron arrojados por la borda los que iban muriendo,o los más débiles,facilmente expulsados de la seguridad.
Hoy,en ello estamos,sin plantearnos siquiera la posibilidad de diálogo que lleve a soluciones positivas.Buscando a cada instante la perdición de los otros,sin esperanza,sin generosidad.
Una manada de bestias,malas bestias, recorre la ruina general.Aunque en apariencia sean grupos distintos,el fondo es el mismo,el dominar la escena como sea y a costa de quien sea.
Es posible que algunos sobrevivan,difícil,pero no imposible.
Pero en estas que otro movimiento se produjo en el magma,uno mucho más destructivo,que arrasó totalmente lo poco que emergía del océano.
Se  acabó el debate estéril,el asesinato,el exceso en todas sus formas.
Las aguas recibieron los restos,tornó la tierra a su ser natural,y no se espera ninguna novedad en épocas próximas.

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