Siete tesis para no ser incautos al leer El Quijote
Iris M. Zavala
1. Cómo leer a Cervantes:
Comencemos por lo bello, el fulgor de lo
bello. Kant forjó una de las filosofías más influyentes de la modernidad. Su
filosofar impuso infranqueables límites al sujeto de conocimiento. La dimensión
de la belleza, la singularidad de la experiencia estética, adquiere un lugar
fundamental en la Crítica
del juicio. Schiller, en sus Cartas sobre la educación estética del género
humano, continuó una aguda indagación del significado de lo bello, de la
libertad de la creación artística pensada como el instinto del juego. En ambas
estéticas, la belleza late en tanto es experimentada por el
sujeto. Estamos, pues, ante una joya fulgurante, que nos conduce por los
caminos de la ética.
¿Cómo leer un
monumento cultural? ¿cómo interpretar cada palabra, cada giro, cada signo de
puntuación si responde a otro vínculo social, a otra estructura?
¿Qué respuesta espera de mí un autor que ha resistido cuatrocientos años? ¿Cómo
interpretar el mensaje ético escondido bajo de la pátina del tiempo? Más claro
aún, ¿Cómo puede ser que el lenguaje tenga su eficacia máxima cuando logra
decir algo diciendo otra cosa?, me pregunto con
Lacan. Es especialmente bajo esta
rúbrica del deseo, como significativos del deseo, que interpretamos. La
interpretación no se acaba nunca, y decimos más de lo que queremos decir, en
frase de Agustín de Hipona...
Interpretar supone localizar nuevas formas de subjetividad e ignorar la suficiencia del discurso acabado. No existe sentido verdadero de un texto, todo se transforma en
metáfora; todo es metafórico, y en nuestra novela el lenguaje habla
a sus lectores revestido de un pastiche irónico y paródico. El lenguaje es red de conexiones que nos subjetiviza y
transforma nuestras necesidades y afectos. En Cervantes las nuevas formas de
subjetividad relampaguean en palabras a dos cortes, en un lenguaje amoroso
que nos conduce por los caminos de la
ética. Y recorreremos el destino histórico de las nociones éticas a partir de
Platón, sin duda, la referencia aristotélica, la Etica a Nicómaco
es esencial. Se trata entonces de
comenzar preguntando por qué medios operar honestamente con los deseos. O,
dicho de otra forma: en un sujeto ético, se tiene en cuenta el bien común.
Don Quijote es un evento
inaugural que rompe la continuidad del mundo precedente y funda uno nuevo.
Dejaré de lado que Cervantes antecede a Espinoza al delinear una ética del
deseo (lo desarrollo ampliamente en mi libro). Cervantes dialoga con nosotros
desde nuestro ayer, y nos impulsa a ver en aquel ayer y sus síntomas los
descalabros de hoy. Acción retardada, aquella que queda por un tiempo como una
comprensión silenciosa, y tarde o temprano resurgirá en los discursos
posteriores en el tiempo. Parafraseo a Bajtin: los tesoros del sentido
cervantinos, se crearon y se recolectaron durante siglos y hasta milenios:
permanecían ocultos en la lengua, no sólo en la lengua literaria, sino en aquellos estratos del lenguaje popular que
antes de Cervantes aún no se habían introducido en la literatura, en los
múltiples géneros y formas de la comunicación discursiva, en las formas de la
poderosa cultura popular (principalmente carnavalescas), que se iban
constituyendo durante milenios, en los géneros de espectáculo teatral (misterios, farsas,
etc.), en los argumentos arraigados en la antigüedad prehistórica y,
finalmente, en las formas de pensamiento.
Cervantes construía sus obras no a partir
de elementos muertos, no de ladrillos, sino
de las formas ya cargadas de sentido, plenas de sentido. Y nos conduce
por las vías de los tres modos de
existencia de la palabra que bordea Bajtin: como palabra neutra, que no
pertenece a nadie, como palabra ajena, llena de ecos de otros, y como palabra
propia, asumida por un sujeto en una coyuntura específica. En ella está
contenida la entera expresividad. Así, toda actividad
verbal, oral o escrita, literaria o pragmática, como una enunciación concreta
dentro de un diálogo social constante y jamás resuelto.
Que hay muchas formas de leer, eso lo
sabemos desde las interpretaciones de la Biblia. Cervantes
se planteó esta pregunta pero, ¿le dio respuesta única? No, pero tuvo la audacia de negar que hubiera
solo una. Y si percibimos El Quijote como un texto único, se trata de
hacer responder al texto a las preguntas que él nos plantea a nosotros;
considerar el texto como una palabra verdadera. Y propongo una lectura de la
paradoja, desde el futuro, centrada en eso loco insolente del hidalgo que
desafía la muerte y nos conquista con el pudor. Aludo al futuro y a lo
retroactivo y el après coup lacaniano. Propongo leer nuestro texto
desde el futuro que prefigura. Se trata de una articulación distinta del
tiempo; es este un texto privilegiado que nos permite leer el futuro creando
una nueva forma de discurso –vínculo social--, inseparable de la verdad que
crea. O, dicho de otra manera, nos
incita a desescribir el futuro, borrarlo y no caer en la repetición de las
identificaciones.
2. Los personajes femeninos
Podrá haber mundo sin amor, pero no hay mundo sin mujeres; en Don Quijote hay 52, y el autor, o
los autores, o los plagiarios las toman, según las indicaciones del autor
supremo, una por una. Eso, no como el
universal La mujer—que no existe--, sino en su singularidad, y en este novedoso tour de force descubre la mujer nueva que decide su propio
destino. Inventa a la mujer moderna, plantea, proyecta, diseña casos una
por una; cada una desgrana la verdad o la ficción de su historia de amor. Me atrevo a decir que pone a las mujeres en
el diván de Freud , y lo hace con lucidez
300 años antes que Freud pusiera a Dora en el diván. Y las deja hablar---con el bla bla bla de las
mujeres nos va descubriendo la unicidad
de cada una, alejándose así de la filosofía de su tiempo y vislumbrando la que
será la nuestra.
Me
centraré en una, Marcela: se permite
pensar, discrepar, transgredir, pero para hacerlose retira a la naturaleza... Y todas aquí sabemos que aún hoy es difícil sustentar esa postura, que se hace a contrapelo, a contracorriente; que no todas lo hacen...Nuestra pastora es moderna, en realidad es un personaje de la modernidad: podría definirse como el modelo de histérica que nace con la modernidad, que transgrede, se sitúa en la frontera, en el margen..va a contrapelo del discurso social. Nuestra pastora quiere ser libre; ¿y no es la libertad lo que persigue Don Quijote? Recordemos sus palabras: La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres (Quijote, II, 58. Y me dejo en el tintero a Teresa Sancho, a la princesa Micomicona...Un último punto: las mujeres son deseantes y amantes
No hay comentarios:
Publicar un comentario