PERIÓDICO ELPAÍS
El think tank donde trabajo, el Carnegie Endowment for International Peace, acaba de cumplir un siglo. Animados por el centenario, nos preguntamos cuáles serían algunas de las disyuntivas que moldearían el mundo en los próximos 100años. Es el tipo de ejercicio que muchos consideran banal. Y algo de razón tienen: es poco probable que las respuestas resulten acertadas. Además, tampoco estaremos aquí para comprobar si nos equivocamos -y cargar con las consecuencias-.
¿Para qué hacérnoslas, entonces? Porque son preguntas que estimulan reflexiones interesantes y sintetizan nuestras opciones en varios ámbitos críticos. Solo pensar en posibles escenarios futuros y en los factores que los determinan nos permite entender mejor donde estamos, hacia dónde podemos evolucionar y cuales son los esfuerzos necesarios para acercarnos mas a los escenarios positivos. En todo caso, son preguntas sobre las que vale la pena conversar y sobre las que -como humanidad- deberíamos estar leyendo y discutiendo tanto o más de lo que leemos y hablamos de la crisis griega o de la vida sexual de Silvio Berlusconi.
Las preguntas son estas diez y no van en orden de importancia; además, varias están obviamente conectadas.
1) ¿Lograremos limitar el aumento de la temperatura del planeta a 3 grados Celsius o habrá subido hasta 8 grados o más? Si el incremento alcanza o sobrepasa los 8°, el planeta y sus habitantes enfrentarán realidades climáticas radicalmente distintas de las que hemos tenido hasta ahora. Este ya no es un debate. En los últimos 50 años, la temperatura promedio de la superficie del planeta se ha elevado 0.911 grados. Y el aumento de otros 3° es ya imparable. La lucha es para evitar que suba más que eso.
2) ¿Seremos 16.000 millones de habitantes en el mundo o solo 6.000 millones? Este es el rango de posibilidades que maneja Naciones Unidas con respecto a la población del planeta en 2100, dependiendo de lo que suceda con los índices de fertilidad y otros factores.
3) ¿Cuántos países tendrán armas nucleares en 2100? ¿Ninguno? ¿25? Este es el número de países que, según los expertos, podrían tener bombas atómicas en las próximas décadas si se empeñan en desarrollar un programa con tal objetivo —y si el resto del mundo se lo permite. Hoy hay nueve.
4) ¿Cuál será el modelo de gobierno que prevalecerá en el futuro: democracias como en Europa, EEUU, India o Brasil, o regímenes autoritarios más parecidos a los de la China o la Rusia de hoy?
5) ¿Continuará la rápida expansión de la clase media que ha comenzado en esta década, en los países más pobres y poblados del mundo, o serán más bien la pobreza, la desigualdad económica y la exclusión las tendencias dominantes?
6) ¿Se consolidará el islam como una fuente de fricciones y conflictos o se renovará, transformándose en una fuerza de apoyo a la paz y estímulo al desarrollo? ¿Ofrecerá más oportunidades a las mujeres?
7) ¿Se desarrollarán Internet y el ciberespacio como fuerzas benignas o serán más bien una constante fuente de desestabilización y nuevas amenazas?
8) Una de las características del siglo XX fue el surgimiento de un gran número de nuevas naciones. ¿Serán los Estados fallidos y la desaparición de naciones una característica del siglo XXI?
9) ¿Seguirá profundizándose la globalización, propulsada por tecnologías que atenúan la distancia y los costes de comunicación y transporte, y por políticas públicas que estimulan la integración internacional? ¿O, por el contrario, los desajustes y las convulsiones sociales producidos por la globalización nutrirán el nacionalismo y el proteccionismo, obstaculizando el movimiento de personas, productos dinero e ideas?
10) El poder económico, político, militar y social, ¿estará más o menos concentrado de lo que está hoy?
Es obvio que esta no es una relación completa de todos los factores que moldearán nuestro futuro. Seguramente faltan algunos, y cada quién podrá pensar en otros retos que tendremos que enfrentar. Pero en cualquier lista deberían estar estos 10. Al menos sirven para comenzar una conversación indispensable. Y quizás más urgente de lo que ahora nos parece.
¿Para qué hacérnoslas, entonces? Porque son preguntas que estimulan reflexiones interesantes y sintetizan nuestras opciones en varios ámbitos críticos. Solo pensar en posibles escenarios futuros y en los factores que los determinan nos permite entender mejor donde estamos, hacia dónde podemos evolucionar y cuales son los esfuerzos necesarios para acercarnos mas a los escenarios positivos. En todo caso, son preguntas sobre las que vale la pena conversar y sobre las que -como humanidad- deberíamos estar leyendo y discutiendo tanto o más de lo que leemos y hablamos de la crisis griega o de la vida sexual de Silvio Berlusconi.
Las preguntas son estas diez y no van en orden de importancia; además, varias están obviamente conectadas.
1) ¿Lograremos limitar el aumento de la temperatura del planeta a 3 grados Celsius o habrá subido hasta 8 grados o más? Si el incremento alcanza o sobrepasa los 8°, el planeta y sus habitantes enfrentarán realidades climáticas radicalmente distintas de las que hemos tenido hasta ahora. Este ya no es un debate. En los últimos 50 años, la temperatura promedio de la superficie del planeta se ha elevado 0.911 grados. Y el aumento de otros 3° es ya imparable. La lucha es para evitar que suba más que eso.
2) ¿Seremos 16.000 millones de habitantes en el mundo o solo 6.000 millones? Este es el rango de posibilidades que maneja Naciones Unidas con respecto a la población del planeta en 2100, dependiendo de lo que suceda con los índices de fertilidad y otros factores.
3) ¿Cuántos países tendrán armas nucleares en 2100? ¿Ninguno? ¿25? Este es el número de países que, según los expertos, podrían tener bombas atómicas en las próximas décadas si se empeñan en desarrollar un programa con tal objetivo —y si el resto del mundo se lo permite. Hoy hay nueve.
4) ¿Cuál será el modelo de gobierno que prevalecerá en el futuro: democracias como en Europa, EEUU, India o Brasil, o regímenes autoritarios más parecidos a los de la China o la Rusia de hoy?
5) ¿Continuará la rápida expansión de la clase media que ha comenzado en esta década, en los países más pobres y poblados del mundo, o serán más bien la pobreza, la desigualdad económica y la exclusión las tendencias dominantes?
6) ¿Se consolidará el islam como una fuente de fricciones y conflictos o se renovará, transformándose en una fuerza de apoyo a la paz y estímulo al desarrollo? ¿Ofrecerá más oportunidades a las mujeres?
7) ¿Se desarrollarán Internet y el ciberespacio como fuerzas benignas o serán más bien una constante fuente de desestabilización y nuevas amenazas?
8) Una de las características del siglo XX fue el surgimiento de un gran número de nuevas naciones. ¿Serán los Estados fallidos y la desaparición de naciones una característica del siglo XXI?
9) ¿Seguirá profundizándose la globalización, propulsada por tecnologías que atenúan la distancia y los costes de comunicación y transporte, y por políticas públicas que estimulan la integración internacional? ¿O, por el contrario, los desajustes y las convulsiones sociales producidos por la globalización nutrirán el nacionalismo y el proteccionismo, obstaculizando el movimiento de personas, productos dinero e ideas?
10) El poder económico, político, militar y social, ¿estará más o menos concentrado de lo que está hoy?
Es obvio que esta no es una relación completa de todos los factores que moldearán nuestro futuro. Seguramente faltan algunos, y cada quién podrá pensar en otros retos que tendremos que enfrentar. Pero en cualquier lista deberían estar estos 10. Al menos sirven para comenzar una conversación indispensable. Y quizás más urgente de lo que ahora nos parece.
SOMOS UN PAÍS DE TRIBUS,Y HASTA EN ESTO SE NOS NOTA.LA TRIBU DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS,LA DE LA BANCA E INDUSTRIA,LA DE LOS ASALARIADOS,LA GRAN TRIBU DE LOS CIUDADANOS CALLADOS.
AHORA TENEMOS UNA, NO NUEVA,PERO QUE SE EXPRESA ABIERTAMENTE DE UN TIEMPO A ESTA PARTE,LA DE LOS INDIGNADOS,CANSADOS,IRACUNDOS,QUE SE ENFRENTAN A TANTOS MANGANTES,SINVERGUENZAS Y LADRONES.
ESTOY SEGURA DE QUE SI LO BUSCAN ENCONTRARÁN LA FÓRMULA PARA INVALIDAR ESAS INDEMNIZACIONES MILLONARIAS POR LLEVAR A SUS BANCOS Y CLIENTES A LA RUINA.
TAMBIÉN LO ESTOY DE QUE,SIENDO EL ÚNICO PAÍS DE EUROPA QUE TODAVÍA PERMITE A LOS BANCOS QUEDARSE CON UN PISO HIPOTECADO Y QUE ADEMÁS EL EXPULSADO TENGA QUE SEGUIR PAGANDO LA HIPOTECA,ES RELATIVAMENTE FÁCIL INTRODUCIR VARIANTES LEGALES QUE LES LIBRE DE ESA SERVIDUMBRE QUE HUELE A ESCLAVITUD.
TAMBIÉN TENGO CLARO QUE EL CONTROL AL GOBIERNO Y A LAS AUTONOMIAS SOBRE LO QUE HACEN CON NUESTROS DINEROS SERÍA MÁS FÁCIL EN UN SISTEMA FEDERAL.
LA DEMOCRACIA LA INVENTÓ ATENAS PARA UNA POBLACIÓN REDUCIDA,LA DE LA ÉPOCA,CON TODAS LAS VARIABLES DE AQUELLOS TIEMPOS.ACTUALMENTE,EN GRANDES ESTADOS,ES IMPOSIBLE LLEVAR UN CONTROL EFICÁZ DEL GOBIERNO Y SU ADMINISTRACIÓN.PARA ESO VALE UNA REPÚBLICA FEDERAL,PARA REDUCIR Y CONTROLAR MEJOR A ADMINISTRADORES DELEGADOS POR LA CIUDADANIA.LO CONTRARIO NOS LLEVA DESDE HACE SIGLOS AL CLIENTELISMO,NEPOTISMO Y CORRUPCIÓN.
UN ORDEN DE MANDO DIVERSIFICADO Y ESCALONADO DE ABAJO A ARRIBA AYUDARÍA A MEJORAR ESTA SITUACIÓN.
PERO ESTAS TRIBUS SON EN SU MAYOR PARTE UNA PARTIDA DE DESCEREBRADOS Y APROVECHADOS.CON ESTOS MIMBRES ES DIFICIL CONSTRUIR BUENOS CESTOS.
PERO LO DE SIEMPRE,TENEMOS QUE SEGUIR INSISTIENDO,DENUNCIANDO Y CAMBIANDO ESTA REALIDAD,TERMINARÁN OYÉNDONOS.
COMO DIGO SIEMPRE,SI NO LO HACEN POR GENEROSIDAD QUE LO HAGAN POR EGOISMO.SIN MERCADOS NO EXISTE ECONOMÍA,NINGUNA ECONOMÍA.
QUIERO QUE PAGUEN TODOS LOS QUE NOS DEBEN MILES Y MILES DE MILLONES Y NO AYUDAR A SALVAR BANCOS QUE NOS EXPLOTAN NI A MANTENER A DIRECTIVOS INCAPACES.
COMO EN LA ANTIGUA ATENAS,PONGO SU NOMBRE EN LA CONCHA Y LES CONDENO AL DESTIERRO.Y CADA VEZ SEREMOS MÁS LOS QUE LO PIDAMOS.